domingo, agosto 05, 2007

(se me acaba la bateria, asi que no mas fotos por ahora!)

La tarde estuvo tardía pero rendidora. Para empezar y luego de dejar las cosas en el hostel me fui a eso de las 3 pm a ver la casa de Jim Tomphson, un arquitecto americano que en eso de los 40 se vino a vivir a Thailandia y empezó a exportar seda, con lo que la dio a conocer como una de las mejores sedas del mundo y colaboró un montón al desarrollo de esa industria. Como el tipo era arquitecto y coleccionista de arte, tenía una casa bien chévere, al estilo tradicional más algunas modificaciones propias, y con algunas pinturas y esculturas antiguas thai (sobre todo budistas). Total que ahora es un museo y tienda de cosas de seda. Ahorita tenían una exposición temporal finísima, franco-thai, de diseño aplicado a la cocina y a la comida. Botellas, copas, vasos, ollas, cubierto, bien fina.

De ahí me fui a comer y a caminar por “parque del este”, un parquesote en mitad de la ciudad tal cual nuestro PDE, con gente haciendo aerobics y corriendo. La única diferencia es que había un gentío practicando un deporte local que es tipo fuchi, todos en círculo pateando o cabeceando una pelota, sólo que en este caso es de mimbre y como de 20cm de diámetro.


De ahí seguí camino al estadio Lumphini, uno de los dos en la ciudad en los que se hacen peleas de Muai Thai. De llegada me golpeó el precio de las entradas. El cartel para farang (extranjeros) marcaba casi el doble de lo que yo esperaba (según la guía). Lo peor es que ni siquiera los números se entienden en indonesio, así que ni pa’ saber cuanto pagan ellos. Al final decidí que no sabía cuando volvía, me compré mi entrada de 3ra clase (casi todos los turistas compran las de primera) y me metí en mi estadio. En el centro un ring normal de boxeo, alrededor 3 aros de gente (las clases) hasta unos 35 metros de la pelea, todo el mundo gritando y armando y desarmando apuestas (excepto los turistas de la 1ra clase). La cosa no se veía muy lejos de un boxeo estándar excepto por: iban descalzos; los puños y patadas no le interesaban a nadie si no se daban con el codo o la rodilla; a cada codazo/rodillazo el publico gritaba a coro “hai” o “hu” dependiendo del atacante (rojo o azul); al comienzo de cada pelea había toda una cosa medio ritual, besaban las cuatros esquinas, se arrodillaban, el entrenador les echaba una agüita. Yo empecé a ver mi cosa y en cada pelea decía que era la última, pero cada pelea se ponía mejor que la anterior. A eso de las 9 salieron 2 actores tal como uno se imagina un Muay Thai, con las manos vendadas sin guantes y haciendo patadas todas acrobáticas. Al parecer es parte del asunto, porque todo el público local estaba encantado. Cuando salieron los siguientes peleadores serios el público aplaudió emocionado a uno de ellos, buena señal, y la pelea estuvo en efecto buenísima, hasta sangre se sacaron lo luchadores. Luego de esa la cosa seguía, pero como vi que el público local empezaba a irse decidí tomar consejo y huir con ellos.


Siguiente estación: el vecino night bazaar, un mercado de todo que abre de 5 a 12pm. Tailandia va a tener un problema para mí, buena parte del turismo son sus mercados, en los que venden esas ropas y telas que me encantan, y no aceptan tarjeta, y sin cadivi… me sale contenerme… un poco. Por cierto que lo otro que me tiene a punto del despilfarro es la seda, definitivamente soy una niña con eso, pero es que cosa de seda que veo, cosa que me quiero comprar, me encanta!

El hostel en el que estoy tiene full información pegada a las paredes, y entre esa info está el itinerario que seguí hoy. Arranqué con un viaje en bote expreso, tal cual unas busetas que recorren los canales de Bangkok. Van rapidísimo, y manejan tal cual un busetero caraqueño, frenazos, acelerones, mentadas de madre.

Con eso llegué a la zona de visita y me paseé por el museo nacional (muchos budas y los carros fúnebres de los reyes, gigantes, al mejor estilo de los carruajes que salen en la película 300). Luego estaba el Palacio y el templo principal, una arquitectura bien barroca, un buda de jade que había estado cubierto en arcilla por un ratote hasta que lo redescubrieron, mucha adoración. Las paredes están cubiertas por un montón de murales contando la historia de Budha y los estaban restaurando ahorita. De ahí a una plaza con más adoración y con un espacio para que la gente cante y actúe en pago de promesas, con lo que siempre hay performance gratuito ahí. Otro templo con el buda reclinado más grande, 46 metros de largo apretadísimos en un templo apenas más grande que él. A la salida me pasé, siguiendo los itinerarios, por la escuela de masaje tailandés tradicional (no del otro masaje tailandés que ofrecen en Venezuela). Es una escuela que se creó por decreto del rey en un momento en que se estaba perdiendo la tradición, porque resulta que lo del masaje es toda una tradición aquí, los tailandeses se la pasan en eso y hay masajistas de a dos por cuadra. Este como es EL sitio es un poco más caro, pero como aceptaban tarjeta la cosa se cancela. El masaje tailandés es seco, y es tipo acupuntura, apretando en sitios. Pero esos sitios siempre están en la mitad de los músculos y dan la sensación permanente de que te van a “sacar el ratón”. En realidad el proceso no es taaaan placentero, pero es innegable que al final uno queda blandito. Esa calle tiene un montón de ventas de amuletos, así que me la pasee de camino a agarrar un ferry que recorre el rio principal hacía la estación de metro, y de ahí a casa, en donde estoy ahorita tratando de armar los planes de los próximos días.

La comida de estos días ha estado bastante chatarra. Ayer me pasé por un 7-eleven y me compré algunas chucherías, oreo tiene aquí un wafer tipo cocosete pero infinito mejor que el que sacaron en Venezuela, y tienen unos palitos tamaño pirulín, huecos, cobertura de chocolate oreo y por dentro una capa de crema (y el centro vacio). Me he comido un par de sanduches y perro calientes de 7-eleven y en la calle he comido lo que se ve nuevo y suficientemente sano. Porque la cosa es que la comida de calle aquí es medio normal, pinchos de salchichas, pollo asado, huevos hervidos, y para las comidas fuertes tiene un montón de ollas con guisos de vegetales, cochino, pescado y pollo pero nada especiales, y para que me dé una diarrea sólo si la cosa se ve buena. Lo que si he comido son frutas, me encanta que hay gente vendiendo cuartos de patilla (aquí son bien pequeñas, y burda de dulces), o bandejitas de toronja pelada y desgajada. Hasta en la pelea de Muay Thai veías la gente comiendo toronja en lugar de pepitos. Fuera de eso, sólo un par de dulces. Una señora vendía una cosa que parecían minicachapas, aunque al final creo que son de amarilla de huevo con azúcar, rellenas de cosas dulces. Y otra tenía camburitos bañados en azúcar y coco y ajonjolí y fritos, lo que les daba un sabroso sabor a tajada pero con todos los tonos de los agregados. En un puestico callejero de buen aspecto me decidí a probar un combinado de esas ollas, y no me pareció gran cosa. Arroz, camarones fritos, pollo asado y un sofrito de vegetales, nada impresionante.


Reporte de último minuto: mientras escribo esto los empleados del hostel me acaban de ofrecer grillos fritos, bastante más grandes que los de cambodia, pero sabrositos, tostados y salados… igual no me compraría mi propia bolsita. Se los comen cual maní por aquí.

Y ahora sacaron algo mas! tiene un bowl con lechugas, cilantro y salvia, y en un plato tienen frijoles germinados y pescado a la parrilla, y picante en otro pote. Cortas un pedacito de lechuga y te armas como un mini springroll con eso, aderezado con el picante. Bien sabroso y tipo para picar en grupo esta divertido...

Luego del último reporte me lancé a dar una vueltica por el mercado grande del pueblo, el no turístico digamos, y estuvo interesante la visita. En el camino me encontré con una señora (que en realidad andaba buscando por curiosidad) con un tarantín de calle estilo perrocalentero, pero vendiendo camburcitos a la brasa. Agarraba 4 cambures tipo manzano casi maduros, los metía pelados en un pincho y los ponía a la brasa bastante caliente, de modo que quedaban tostados secos por fuera y blanditos melosos por dentro. Nada como un plátano horneado, pero sabrositos. Siguiendo con el camino y con el tour gastronómico, pedí un guarapo de caña, que para mi sorpresa me sirvieron en una bolsita al estilo local. Son unas bolsitas de asas (cual bolsa de mercado pero chiquitas), las llenan de hielo con el guarapo y te las tomas con pitillo. Por cierto que nuestra caña es más dulce y más sabrosa, con razón esta gente hace el azúcar de caña. Del mercado en sí, fue interesante que la mayoría de los vendedores venden una cosa y ya, supongo que porque son productores y no revendedores, así que había un pasillo lleno de puros cambures y vendedores de cambures, otro de limones y así. Y los vendedores están todos sentados en chinchorros dentro de sus tarantines. Más adentro, mucho plástico, jabón, un par de zonas de joyeros con sus sopletes (al parecer hay mucha plata por aquí, minas y tal), zonas de costura con muchas señoras con sus Singer negras, vendedores de legumbres que aquí si vendían con variedad venezolana (tomate, lechuga, pepino…). La única cosa particular que vi eran varias tiendas con sacos llenos de algo que al parecer son calamares secos, escachapados y separados por tamaños.


A la tarde regresé a la casa y arrancamos para el atardecer en uno de los templos que está medio en una colina. Al llegar decidimos tomar (luego de otro duro golpe a la cartera) una de las atracciones locales: suba al templo en elefante! Divertido, algo más para marcar en el checklist. El atardecer estuvo medio nulo, demasiado nublado y con otros 200 turistas todos en el tope del mismo templo viendo el mismo medio nulo atardecer.


Para la mañana siguiente ya Jorge iba de salida, así que arranqué solito en el tuk-tuk a las 515am, esta vez un poquito más temprano a ver si agarraba el amanecer completico. Efectivamente logre estar montado en la torre principal (no muy conocida por los turistas el primer día y por tanto solitaria) mientras el sol salía al fondo. Realmente bien bonita la experiencia. Subir y bajar las empinadísimas escaleras con las cholitas brasileras que cargaba se me hacía peligroso, así que opté en par de ellas por quitármelas, y la cosa resultó tan sabrosa que de ahí pa´lante me pasee descalzo todos los templos.


De ahí nos fuimos a un templo bien lejano, como a 40 minutos, pasando por una larga carretera bordeada de casas y campos de arroz. Aquí las casas son elevadas en pilotes para evitar inundaciones en tiempo de lluvia y para aprovechar el espacio de abajo, que usan de depósito, estacionamiento y de sala de estar durante todo el día en múltiples chinchorros que guindan ahí. Al regreso un par de templos más y regresamos al hotel para el receso de medio día. Aprovechando, me fui al mercado central (distinto del de ayer, un pelo más turístico aunque ni tanto) y me puse a buscar seda, básicamente porque es bonita ni tan cara (aunque tampoco regalada) y no ocupa espacio = excelente regalo. Hay unas 4 tiendas que colaboran con planes de atención a inválidos por minas antipersonales, esas tienen precios más caros pero mejores productos y algo de seguridad, y están los puestos de mercado con cualquier cosa a cualquier precio.

Por cierto que lo del precios ya empieza a ponerse fastidioso en este viaje. Para absolutamente todo hay que regatear, y burda, los precios iniciales son abusivamente altos (10 o 15 veces más que los precios finales) y lo fastidioso es que no es solo en las tiendas del mercado, es en los restaurantes pequeños y grandes, en los autobuses, los precios de las habitaciones, las motos. Apenas te ven la cara de turista lanzan un número a ver si caes. Y es un fastidio, porque terminas perdiendo un montón de tiempo en lograr saber cuál es el precio real, y aun cuando lo sabes tienes que perder tiempo negociando que te dejen las cosas a ese precio, porque si ellos dicen unas arbitrariedad y tu el precio real, entonces se supone que el acuerdo es a un precio intermedio, no al real! Y sobre todo en las zonas turísticas es un fastidio que por todo te quieren sacar plata. A Jorge se le acercaron unos niños inocentemente pidiendo por favor que les tomaran una foto, y luego querían que les pagaran por eso.

En el mercado tuve un interesante descubrimiento culinario: una señora con 4 cestas llenas de insectos fritos al ajillo. Una de grillos, otra de escarabajos negros, otra de arañas (pero tremendas arañas, 5 centímetros de cuerpo, más las patas) y una de algo como unas larvas grandes. No pudiendo aguantar la tentación me compré un combinado de bichos y medio kilo de Mangosteen para pasar el sabor en caso de emergencia. Puedo decir que el grillo y el escarabajo estaban bien, crujientes y sabor a ajo, hasta podría comerlos por gusto, la larva estaba un poco jugosa para mi gusto (esa necesitó tratamiento de mangosteen inmediato) y la araña como fibrosa. Además la araña estaba demasiado grande para mi curiosidad, me comí sólo las patas y parte del abdomen.


A la salida del mercado tuve mi segundo ataque de sibaritismo en el viaje. Hay una tienda muy reconocida llamada Artesanos de Angkor. Entrenan a jóvenes y a inválidos y producen cosas bien bonitas en seda, tejidos vegetales y cerámica. Y revisando por ahí apareció una camisa… seda cruda caqui medio dorada, cuello mao… un montón de dólares, pero saqué la misma cuenta que con la langosta y bueno, tengo una bella camisa de seda Cambodiana.

Par de compras más y de vuelta al hotel para los templos de la tarde. Esos estuvieron particularmente bonitos, grandes, otro tipo de piedra, uno con unos elefantes de piedra en las esquinas, y todo aderezado con una luz dorada-atardecer que le quedó de lujo.


Mi balance de Siem Reap. Obviamente el sitio es arrechísimo, impelable si se está por aquí, pero tiene un par de problemas. Básicamente lo único que se hace aquí (fuera de comprar seda) es ver los templos, y como el público es europeo todo es demasiado caro, por cada tontería te sacan un dólar, la entrada diaria a los templos son 20$, el tuk tuk diario 10 a 20$ y así. Total que terminas gastando un realero para ir al sitio y estar ahí es caro y como no tienes más nada que hacer te pasas el día metido de templo en templo, y eso obviamente los termina medio banalizando (otro templo…). Quizás venirse por más días, con más plata, un par de bicicletas, y unos cuantos juegos de mesa, o quedarse en un hotel de los caros con piscina y demás para pasar las tardes, no sé.

Y por lo que va de día, salí temprano de SiemReap a Bangkok en el vuelo más caro de este viaje (una aerolínea monopoliza la ruta y se aprovecha de ello) y estoy ahorita en un larguísimo bus “express” que atraviesa todo el tráfico de la ciudad, camino a mi hostel. El plan por ahora es ver Bangkok, amanecer el lunes en Chian Mai y quedarme por el norte. El 11 en la noche debo dormir en Singapur, así que quizás el 10 en la noche trate de dormir en Bangkok, o me venga esa noche por bus nocturno.

miércoles, agosto 01, 2007

El rapidito (2 ciudades y un vuelo, todo en un día!) + algo de cambodia

El tren estuvo normal, porque me lo dormí, pero en realidad era bien peroloso. Lo agarre en clase económica como me corresponde, y estaba con los locales. Como los asientos vienen en pares (tipo autobús), se ponían uno durmiendo en el asiento y el otro en periódicos en el piso abajo del asiento. A mí por suerte me tocó un asiento para mí sólo, así que no tuve que ponerme con esas creatividades. A la madrugada llegué a Surabaya y como aun tenía 3 horas antes de tener que llegar al aeropuerto me lancé a caminar con el morral desde el aeropuerto a lo que yo pensaba era el cercano mercado de pescado. Ese mercado me interesaba porque es un mercado nocturno, abre a las 8pm y cierra a las 8 am. Total que la cosa no era tan cerca, yo no tenía suficientes rupias para agarrar un taxi o una bicitaxi, y bueno, fueron una buena caminata mañanera. Al llegar la mayoría del mercado de pescado estaba cerrado, pero quedaban algunos puestos vendiendo tanto pescado fresco como distintos tamaños de pescaditos secos, desde tamaño medio meñique hasta tipo 15 cm.

Siguiendo al fondo llegué al mercado de “vegetales”, donde vegetales significa básicamente ajíes, cebollitas y raíces (laos, jengibre, cúrcuma…). También un par de señores vendiendo pollo y otros vendiendo huevos, tofu y tempé. En este mercado me agrado que no sé si por ausencia de turistas o por la pinta que debía tener yo caminando el mercado a las 6am con un morral gigante y la cámara, la gente estaba burda de pana, las muchachas sobre todo empeñadas en que les tomara fotos a todas, y posando y movían los vegetales y veían para otro lado. Fue una pasadita y salí con un kilo de fotos.





Ya de salida y con la pena de no haber podido ver el otro sigth de Surabaya, el gran templo chino, me fui a buscar un taxi, y resultó que en mi ruta de búsqueda se me atravesó el templo! Par de fotos, taxi, y listo en el aeropuerto. En Kuala Lumpur había cuadrado con un chamo de CS, profesor de broadcasting en sociología de la UCSI. Como el chamo tenía que ver a sus padres hasta las 830pm, me mandó por mail un itinerario para esperarlo, de lujo, el cual seguí al pie de la letra. Del aeropuerto una hora a Kuala, dejé la maleta en los casilleros de la estación central y me fui en metro a estación KLCC (Kuala Lumpur City Center).

Visita a la petronas, que lamentablemente están cerradas los lunes (igual no llevaba chance, los tickets son gratis y se acaban a las 8am), paseo por el parque cercano de lo más bonito y arregladito, con un arreglo de fuentes excelente, entrada al acuario de Kuala en el centro de convenciones (me anoto en cualquier congreso que se haga ahí!), cena en los pisos bajos de la petronas y me encaminé a casa de Ken (mi host). El chamo bien simpático, hablandito, resulta que en Malasia hay ahora una fiebre latina y todo el mundo escucha salsa, y hay bares latinos y cursos de baile y todo. Obviamente mi visita a Malasia (en realidad Kuala, en realidad el golden triangle) estuvo corta, pero pareciera que Malasia se merece más tiempo y dedicación. La ciudad se ve súper moderna, y muy viva, y por lo que se de los alrededores, el país también tiene mucho paisaje, selva, montaña, scuba que ver. Y además tienen la aerolínea más barata de los alrededores! Un postdoc ahí podría funcionar…
Mi vuelo a Siem Reap salía bien temprano, así que el martes no vi nada de KL, me lancé directo al aeropuerto y a las 11am ya estaba en Cambodia, saliendo del mini aeropuerto internacional de Siem Reap. Para los que no sepan nada de Cambodia (como yo hace 2 días) les recomiendo revisar un pelo. Esta pobre gente la ha pasado duro. Por el primer milenio eran LA potencia, de hecho el atractivo de este sitio son un montón de megatemplos que hablan de plata y poder para tirar al techo. Y de ahí pa’lante no han hecho sino pasarla mal. El último siglo les estaba pegando duro, con la guerra de Vietnam y todo eso, cuando llegó al poder un tipo, en el 76 creo, que mató a más de 2millones de cambodianos en 3 años! El tipo perseguía a los bailadores tradicionales, a los monjes, mató y quemo los registros de los arqueólogos que habían estado estudiando estos templos (esos registros que dicen en qué posición encontraban cada piedrita). Realmente fea la cosa, y ahorita es uno de los países más pobres y corruptos que hay. Pero bueno, por el lado turístico, la ciudad está organizada en función de europeos y japoneses que vienen a pasarse 3 días aquí de paso hacia o desde Bangkok, y a visitar el complejo de templos. A la salida del aeropuerto te atiende una oficina que te monta en una moto o taxi que te dejará en tu posada, la posada te cuadra una moto con remolque para dos personas desde esa tarde, de modo que si en el camino compras el pase por tres días (cariñoso, 40 dólares), puedas ver par de atardeceres, par de amaneceres, y unos 15 templos de distintos tamaños regados por la zona. En mi caso y de pura casualidad terminé quedándome en la misma posada en la que había llegado un día antes Jorge Luis, un amigo de Venezuela, así que buenísimo, porque en la tardecita nos vimos y pasamos la tarde entre conversar, dar un par de vueltas por el mercado y el pueblo, y comer Mangosteen, una fruta morada que adentro tiene unos gajos tipo guama, dulces y buenísimos. Hacia la tarde noche arranco un palo de agua monsonico que espero no se repita hoy, porque en un rato tenemos una segunda tanda de visita a templos, pero por ahora lo unico que se escucha afuera es lluvia...
Hoy, más que contar lo que tengo es que subir par de fotos, porque el día empezó a las 5am saliendo en el tráiler este a Ankor Wat a ver el amanecer, y hasta las 11 estuvimos dando vueltas por el “pequeño circuito”. Ahorita estamos en el receso de almuerzo y a la tarde pasaremos a ver el atardecer y capaz a montarnos en elefantes en otro templo. Mañana se va Jorge a Malasia y a subir Tailandia en tren, y pasado me voy yo a Bangkok (luego de otro día de templos mañana). Así que nada, seguiremos informando.





A ver, creo que los últimos reportes fueron desde Jogja luego del ballet (ahorita escribo desconectado), así que partamos de ahí. El domingo tenía pensado irme a Surabaya, y dormir allá para agarrar el vuelo del lunes a Kuala y de ahí a Cambodia (básicamente porque no conseguí ninguno directo a precios razonables), pero cuando vi que eran 8 horas de viaje, decidí hacer ese viaje nocturno en tren. El día empezó tarde (a esta gente le encanta trasnocharse en los hotspots) caminando por la calle principal del Jogja en busca de pasajes a Surabaya y de camisas con batik local. De hecho esa fue la única salida que hice por mi cuenta y me costó convencer a los chamos de la residencia de que no había ningún problema, que no era necesario que me llevaran en las motos y demás. Además que a esa hora tenía el rezo del medio día (5 en total) y no los quería interrumpir.



Por cierto, tal como dicen las guías, el indonesio es de los idiomas más sencillos de aprender por esta zona. Aunque no comparte ninguna raíz con nuestras lenguas occidentales, los sonidos son bien parecidos, se escribe en caracteres arábicos, y lo poco que vimos de la gramática se ve simple, ni siquiera tienen tiempo pasado en los verbos. Total que con mi indonesio básico (y en realidad gracias al inglés aceptable que hablan casi todos cerca de la ruta turística), fui, averigüe los trenes nocturnos (6 horas a media noche), compre par de camisas y volví a la casa a tiempo para un viaje de atardecer en la playa cercana. Ahí nos fuimos 3 motos (6 personas) a una palya a 40 minutos de Jogja.


La playa no era gran cosa, arena negra oscura, un oleaje super fuerte, de hecho nadie se baña ahí ni nada, y en la playa ventas de pescado, botes de pesca, gente con papagayos. Andrei (con quien me estaba quedando) es estudiante de cine, así que se pasó toda la tarde jugando con mi cámara, poniéndonos a posar a todos, armando escenas románticas, peleas… una comida bien particular en un momento, una especia de té de jengibre, con peloticas de masa, hojuelas de palma moradas, pedacitos de pan y maní.


Terminado el anochecer y de regreso paramos en un puesto de comida y tenían distintas versiones de sopa con combinaciones de noddles, unas bolitas de carne que saben a salchicha, espinaca, frijoles germinados, tofú y tempé fritos, cebollin…

De regreso a la casa, recoger los peroles y pal tren.

sábado, julio 28, 2007

más Jogja

No he puesto muchas fotos últimamente, y como no tengo mucho escrito, vamos directo a las imágenes.
Luego de la uni y dada la hora (me toco por casualidad una larga conversa con los tres chivos de la universidad, y el chamo con el que estaba le daba pena interrumpir la conversa) un chamo de la residencia me llevó a ver uno de los mega templos de por aquí. Es gracioso que como la residencia tiene 14 personas todas con moto, no he podido ni caminar la ciudad. Digo que me provoca comer helado y sale alguno a llevarme. Pero bueno, nada, Prambanan es un mega complejo de templos hiduistas y budistas como a media hora de Jogja.

Detalle de vendedora local:


Vaca/Dani, nuestros expertos Budistas, nos dirán si esto fue un irrespeto (además de una maracuchada):


En el camino, infinitas motos por todos lados y algunas arregladas como esta para cargar desde cemento hasta gallinas vivas.


A la noche, salimos 3 de la residencia y a media cuadra, en la acera, estaba este puestico de lo más chinoso, vendiendo te, fideos, pinchos, con un par de sillas y una alfombra en la acera a cada lado. Así que nos quedamos los 3 hablando como una hora a la 1am sentados en una alfombra en la acera tomando te de jenjibre con leche y comiendo sopita.


A la mañana, con un Indoneso irregularmente alto y una chica bastante chica (cargada en la foto).


Antes de eso, a las 430am me vino a buscar uno de los chamos y me llevo a ver el amanecer en el volcan cercano (el mas activo del mundo actualmente o algo así), pero estaba tan nublado que ni la moto veíamos si caminábamos un poquito.
Al mediodía me fui con otros 5 a ver otro templo impresionante a una hora de Jogja, el de Borobudur. Es un mega templo budista, una pirámide en roca volcánica, realmente impresionante. Quizás medio parecido en escala a la pirámide de la luna en Méjico, pero con muchísima más riqueza en decoración


Y para los que seguro se les ocurrió la idea:


Una comidita, acompañada de su correspondiente posillo lava manos.

A la noche, me fui con Andrei a ver un ballet que se presenta en verano desde hace aaaaños, representando una historia complicadísima medio legendaria. Por cierto que se hace al aire libre justo delante del Prambanan iluminado de noche, uno en realidad se pasa toda la función viendo el templo atrás.

Este es Andrei jugando con el Gamelan al final de la función.

De regreso vimos un medio tumulto y nos metimos y era una presentación de marionetas de cuero. Aquí quiero hacer un paréntesis porque me pareció arrechísimo más que el show la actitud del publico. El sitio estaba lleno de locales (de los autóctonos), incluso motos paradas en la calle enfrente. En cuanto llegamos como yo era el único turista en la movida (reconocible por la cámara) todo estaban como emocionados y empeñados en sentarnos en el frente y el centro. El estage tiene a un tipo manejando y haciendo las voces de las dos marionetas (en javanes), bastante lento y básico, y en frente una orquesta de gamelan, y en eso se pasan desde las 7pm hasta la 5 am, cambiando de narrador cada hora. Pero digo que lo que me impresionó es que eso estaba reventado de gente pendiente de lo que decían las marionetas, hasta se reían del diálogo, y oyendo su concierto de gamelán...

Y eso es todo por hoy. Mañana pensaba irme a Surabaya temprano, pero al final creo que me iré en bus nocturno y llego a la mañana del lunes directo para el aeropuerto. Básicamente no contaba conque el viaje era tan largo (8 horas) y prefiero aprovecharlas aquí que perderlas viajando. Igual obviamente viajaré para llegar medio madrugando y así estar sobreseguro para el vuelo. Ese lunes en la noche lo duermo en Kuala y el martes ya debería estar durmiendo en Siem Reap.
Saludos!

viernes, julio 27, 2007

Kuta - Jogja

Kuta al atardecer:
Kuta de noche (al mejor estilo 4 de mayo):

El día de ayer (26, porque en realidad no estoy publicando al día) estuvo tranquilito pero sabroso. Salí extremadamente temprano y sin haber dormido mucho (culpa de un gripón fastidiosísimo que cargo ahorita) para el aeropuerto, y al llegar a Jogjakarta me recibió en el aeropuerto Andrei, quien me había ido a buscar en su motico. De ahí a su casa, pasando trabajo yo para mantener el morral estable. La casa es una residencia estudiantil compartida entre 13 estudiantes provenientes de Borneos, de hecho es propiedad del gobierno local de Borneos que la ofrece a sus estudiantes.

Un poquito desastrosa pero fina. Mientras avanzaba la mañana se fueron despertando los inquilinos, aun cansados por una fiesta de grado que habían tenido la noche anterior, y mientras desayunabamos arroz con pollo (ligerito) converzábamos de venezuela. Esta gente por cierto conoce toda a Hugo Chavez, es lo primero que se les viene a la mente cuando digo Venezuela. La casa, además de hospedar a estos 13, es centro social de otra gente de borneos, y durante todo el día ves entrando y saliendo gente de la casa, sentándose a comer o a conversar. Hacía el medio día salí con Andrei en la moto hacia la calle central, paramos la moto y recorrimos el mercado y el castillo del sultán. Podría ser interesante, pero está completamente descuidado, además con el terremoto de hace 2 años varias cosas se terminaron de caer. Luego pasamos por lo que queda del water palace, apenas unas ruinas y regresamos a la tarde a la casa.

Ahí estuvimos hasta tardecito, conversando, yo mostrándoles música venezolana, fotos del viaje y comiendo frutas raras, nuo mamones como lychies pero más pequeños, otra cosa marrón escamosa y pequeña, ni idea de que es. Y a la noche nos fuimos al hotspot zone hasta bien entrada la noche. Realmente me gustó la idea de ese sitio, como 20 personas todas sentadas en las alfombras al aire libre, conectadas al wireless y tomando té y café.

Hoy me levanté bien tarde y ahorita estoy visitando la universidad de uno de los chamos de la residencia, un edificio de humanidades, y bueno, tipo normal exceptuando que todas las niñas tienen su pañuelo de musulmanas. La cosa es que la universidad es una universidad islámica, así que al menos adentro tienen que comportarse debidamente, pero afuera la mayoría anda sin el pañuelo en realidad. En media hora es el rezo del mediodía del viernes, el más importante (la ciudad literalmente se muere por una hora) y luego uno de los chamos de la residencia me lleva en moto a Borobudur, un mega templo budista a 40 minutos de aquí, supuestamente al mismo nivel que los de Siem Reap. (ya se fueron al rezo, esto está sooooolooo). También nos metimos hace un ratico en una café frente a la uni, en realidad dos mesas, una fritanga de tequeños de rellenos de cambur, una olla de agua hirviendo y sobrecitos de todo: café, te normal, te de genjibre, jugos, todo en sobrecito.