domingo, mayo 03, 2009

portugal

El primer día empezó temprano, levantados a las 430 para salir a Porto a las 7AM. Luego de un vuelo ligero, estábamos en la ciudad a las 8:30 (hay una hora de diferencia). El aeropuerto está nuevo y bello, y el metro igual. El viaje al centro en metro toma como 40min y cuesta 1.95 lo cual habla de la escala de precios generales: un viaje igual en holanda (45 min en tram) son al menos 4 euros. El hotel que nos recomendó Oliver está chévere, bien céntrico, al lado del metro, limpio y barato. Una vez instalados nos fuimos por la Rue de Catarina, una calle de tiendas tranquilita, hacia la estación de trenes, y en el camino paramos en el café magéstic, un ejemplo (si bien un poco lujoso) del que parece ser el ambiente social de la ciudad: el café/panadería. Mesitas, cafés, jugos y cachitos, y gente que se sienta largos ratos a hablar, y en los de menos lujo, a ver partidos de futbol. Una vez en la estación de trenes nos encontramos con el pana Oliver, Oikos y físico de la simón que vive a una hora de aquí trabajando en un instituto. Con el nos acercamos a la catedral a tener la primera vista general de Porto. Es una ciudad bien, bien bonita. Varias colinas al rededor del río Duero, iglesias llenas de azulejos, barcas en el río (básicamente para los turistas), cavas de vinos, y montones de ropa tendida en CADA ventana! En realidad se siente bien familiar. Luego de bajar al río paramos en un restaurante recomendado por Víctor, el Tohno, caro para estándares portugueses, pero aun bien para nuestros costos de holanda/suiza: una entrada compartida de pulpo, 3 platos (calamares, bacalao y carne) y una botella de vino blanco por 45 euros, menos de lo que me cuesta una carne con papas en Delft.
La siguiente atracción turística de Porto son los vinos. En toda la ribera están los galpones de las distintas casas de vino porto. En el pasado, se cultivaba la uva más adentro de Portugal y se llevaba en barcos por el duero hasta Porto, donde se procesaba. La cosa sigue siendo más o menos así, con el agregado de que ahora las procesadoras están abiertas a los turistas con toures en los que te explican, te dan una cata, y te convencen de comprarte alguna botella. Por cierto que yo pensaba que al porto le agregaban azúcar para hacerlo más dulce, y en realidad le agregan es alcohol para que llegue al grado alcoholico rapidito, conservando el azúcar de las uvas (que en otros vinos es la que se convierte en alcohol).
Luego de un par de catas, regresamos al centro en una especie de ascensor que es parte de la red de transporte público, y pasamos la tarde entre caminar y tomar cafeces, para rematar la noche en la Casa de Música, dicen que la segunda mejor acústica del mundo (no se después de cual), con un concierto de unos señores llamados "the last poets" que al parecer llevan 40 años en eso.

El sábado hicimos un tour en bote por el duero. Sencillito y bien turístico, una hora dando una vuelta con música portuguesa de fondo. De ahí a la estación de tren y camino a Guimaraes. Ese es un pueblito más bien pequeño a donde llegamos por ser donde nuestro amigo Oliver trabaja. Tiene la fama de ser donde nació el primer rey de portugal, y tiene en una loma el castillo correspondiente al que fuimos a caminar. Mas adelante el centro histórico, callecitas empedradas, una catedral con la virgen en primer plano y jesús más bien relegado a una esquinita, y una plaza social de lo más sabrosa en la que los portugueses, como ya dijimos, se sientan horas y horas a tomar cafeces. La otra atracción de guimaraes es una loma llamada la penha a donde sube un teleférico pequenito, como los de ski. Tiene una iglesia (de la virgen de Fatima) y según Oliver todos los domingos se llena a más no poder de familias portuguesas con cavas, cacerolas e instrumentos musicales. Como dato curioso, el sitio está lleno de rocas grandes, y ya para cuando me empezaba a extrañar no haber visto relaciones con la escalada, encontramos unas chapas metálicas por aquí y por allá. Así que ya revisaré en internet que dice de la escalada en Guimaraes. De regreso al pueblo y acompañados de unas amigas de Oliver, nos fuimos a comer lo que corresponde: Mariscos y Bacalao!

Hoy vamos de camino a Lisboa en un tren que, de nuevo, cuesta sólo 20 euros por 4 horas de viaje (comparado con Holanda donde cuesta 20 euros 50 minutos, o suiza donde son 30 euros por 45min). Llegaremos hacia el mediodía y el plan es caminar por Amalfa en la tarde, dedicarle mañana a un par de sitios cercanos (Sintra y Ericeira), y el martes antes de salir rematar los otros recorridos de Lisboa. Hasta ahora el ritmo a estado matador, caminando todo el día con un solazo que aunque divino también lo deja a uno cansado. Pero no me quejo, como dicen, sarna con gusto :).